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Fiestas Patronales de Peñíscola

2022-04-04

Cualquiera que haya visitado Peñíscola, da igual la época del año, habrá quedado prendado por todo lo que esta ciudad mediterránea e histórica ofrece. Algunos siguen pensando que Peñíscola es solo playa y mar, un sitio donde disfrutar de unas buenas vacaciones de verano… Se pierden todo lo que hay en el entorno, las actividades primaverales, los mercados navideños o las ineludibles fiestas patronales, que se celebran en el mes de Septiembre. Porque Peñíscola es diversión, sol y mar, pero también cultura, historia y devoción, y las fiestas patronales son el mejor momento  para comprobarlo. 
La liturgia de la Semana Santa hace que este periodo festivo sea mucho más solemne para los peñíscolanos. Igualmente vistoso, la ciudad se llena de turistas que aprovechan también las actividades culturales organizadas por las delegaciones del Ayuntamiento, para llenar esos días de diversión. Al llegar septiembre, la cosa cambia. Muchos turistas ya se han marchado y el pueblo vive en una especie de resaca todavía con los últimos coletazos del verano. El buen tiempo suele acompañar, y no hay mejor forma de celebrarlo que con las fiestas más tradicionales de la Ciudad del Mar, las Fiestas Patronales en honor a la Virgen de la Ermitana. 
La Virgen de la Ermitana es Patrona de Peñíscola casi desde su fundación, aunque las primeras referencias a estas fiestas patronales se recogen en el siglo XVII, en un acta sobre una junta del ayuntamiento que todavía se conserva. La imagen es muy anterior, y según se cuenta, se mantuvo oculta durante todo el tiempo de ocupación musulmana en la zona, hasta la Reconquista. La imagen se conserva en la pequeña y humilde Iglesia de la Ermitana, en el centro de la ciudad, a los pies del Castillo del Papa Luna. Este lugar se convierte en el epicentro de las celebraciones durante las dos primeras semanas del mes de Septiembre. 
Como es habitual en otras muchas localidades, los días previos a la celebración de la Patrona o Patrón se llevan a cabo liturgias especiales. En el caso de Peñíscola, se celebra la novena en honor a la Virgen de la Ermitana durante los siete días previos al 8 de septiembre, comienzo oficial de los festejos. El día 1 de septiembre hay un volteo de campanas desde la Iglesia Parroquial, una llamada a la fiesta a los peñíscolanos, que en esos días tomaran las calles y las llenaran de colorido para festejar a su Patrona como se merecen. Una de las expresiones más populares y significativas son Las Danses, unos bailes típicos que tienen siglos de antigüedad, y que hablan del pasado guerrero de la ciudad. 
Las Danses se llevan a cabo el día 8 de septiembre, la primera jornada “oficial” de las fiestas. Este acto da comienzo a las actividades culturales, que se desarrollan durante varios días, hasta el domingo de la semana siguiente a ese día 8. Es un periodo de hermandad y festejos en el que todo el pueblo se echa a la calle para mostrar, a través de la convivencia, el buen ambiente que impera en Peñíscola. Las Peñas realizan también sus comidas tradicionales, hay conciertos tanto clásicos como más modernos, y muchas actividades para pequeños y  mayores. La gastronomía, como no podía ser de otra forma, tiene un papel preponderante en las fiestas, con las comidas entre amigos y también algunos eventos especiales propiciados por el propio ayuntamiento. 
El día 9 es el día grande en honor a la Patrona, celebrado con una misa especial en su honor en la Sagrada Ermita. Durante los días siguientes podemos encontrar música o teatro en directo en las calles de la Ciudad del Mar, así como actos más protocolarios. De entre ellos destacan los desfiles, presididos siempre por la Reina de las Fiestas y su Corte de Honor. Cada año, muchas jóvenes peñiscolanas se presentan con ilusión para ser escogidas como Reina, y a ella se le suman otras chicas que actúan en todos los actos oficiales, desde las cenas hasta los desfiles. El último fin de semana de las fiestas tienen lugar la entrada y salida de los Moros y Cristianos, una tradición del Levante español que en Peñíscola está especialmente arraigada. Cada año, los destiles son más vistosos y grandes, con bandas de música en directo y una celebración por toda la ciudad. 
Después de varios días de fiestas, a mitad del mes de septiembre Peñíscola recobra parte de su calma habitual, habiendo disfrutado en conjunto de sus fiestas más importantes. Declaradas de Interés Turístico Nacional, son una perfecta sublimación del sentido acogedor de esta ciudad, tanto entre los propios vecinos como con cualquier forastero que llegue a ella en estos días a disfrutar de la fiesta. El colofón siempre lo ponen los fuegos artificiales, un broche de oro precioso y luminoso para unas fiestas que merece la pena conocer en primera persona, al menos una vez en la vida.