Enclavada en una privilegiada ubicación de la costa levantina, Peñíscola ha sido desde hace siglos un lugar imprescindible para conocer la región. Aun hoy mantiene ese ambiente de localidad marinera que seguramente ya nunca pierda, pero reconvertida en una ciudad moderna que ofrece diversión, relax y cultura para toda la familia. No es casualidad que la Ciudad del Mar sea uno de los destinos favoritos para los turistas nacionales e incluso internacionales, por todo lo que ofrece. Porque lejos de ser una localidad costera más, Peñíscola cuenta con numerosas atracciones que hacen de esta visita una experiencia inolvidable. 
La primera de todas ellas, ineludible si estás por la zona, es el Castillo del Papa Luna. Una fortificación con más de 700 años de historia, recientemente reformada y con mucho que contar para todo aquel que quiera subir a visitarlo. Historia viva de España y de toda Europa, al ser el castillo templario mejor conservado del continente. Aquí conocerás los hechos que trajeron al papa Benedicto XIII a crear su sede pontificia en este lugar tan emblemático, que también ha servido como localización para muchas películas y series como Juego de Tronos. Actualmente alberga un museo y varias salas de exposiciones para entender mucho mejor el legado del Papa Luna. Además, habitualmente hay conciertos y eventos culturales que se desarrollan en sus salones o en el Patio de Armas. 
No nos extraña en absoluto que el castillo haya sido escogido para albergar algunos rodajes internacionales, dada su construcción y su  imponente aspecto. Las vistas desde el peñón donde se sitúa, gobernando la ciudad, son una auténtica maravilla, y un lugar perfecto para comenzar alguna de las rutas culturales que cada fin de semana tienen lugar en la Ciudad del Mar. Estas rutas son para toda la familia y recorren los lugares históricos más importantes de Peñíscola, no solo centrándose en el castillo, sino también en muchas otras zonas de la pintoresca ciudad. Fueron muchos los directores que se enamoraron de Peñíscola en su momento, como Berlanga, que rodó aquí algunos de sus films más importantes. Para conocer más de cerca esas localizaciones, la ruta Peñíscola de Cine es la alternativa perfecta. 
Las actividades culturales y la historia de la propia ciudad son ya alicientes más que válidos para visitarla, pero por si fuera poco, Peñíscola ofrece sol y playa a todos aquellos que quieran disfrutar del litoral español. Alejada del bullicio de muchas otras localidades de la Comunitat, Peñíscola presume de un par de playas urbanas que son una delicia, la Playa Norte y la Sur. Con todo tipo de servicios y facilidades, ambos arenales suelen conseguir la máxima distinción costera cada año al entregarse las banderas azules. La relación de Peñíscola con el mar no se denota solo en las playas, sino también en el precioso Museo de la Mar, recientemente restaurado, que ofrece una comprensión más profundo del bagaje marinero de la localidad. 
Y si eres de los que todavía tienes ganas de playa y mar, pero prefieres no estar tan cerca de la ciudad, la alternativa perfecta para ti es el Parque Natural de la Sierra de Irta. Un precioso complejo natural al sur de Peñíscola, al que se puede acceder incluso a pie, con una ruta espectacular por la costa y las dunas. Aquí encontrarás playas y calas escondidas que son tremendamente tranquilas para relajarnos. Hay también senderos especialmente preparados para rutas de distinta dificultad y duración, así como para bicicletas, por si prefieres disfrutar de la naturaleza sobre dos ruedas. Es un paraje único en la zona, y estando tan cerca del núcleo urbano, aún mantiene su peculiaridad como lugar natural. 
Si te decides por hacer una ruta de buena mañana, al volver a Peñíscola seguro que tendrás un hambre leonina. Por suerte, estás en uno de los mejores lugares de la Comunitat Valenciana para disfrutar de la gastronomía. Su tradición marinera se refleja en muchas de las recetas que podemos encontrar en restaurantes, bares y tabernas, alrededor de toda la ciudad. Puedes parar a tomar una cerveza con alguna tapa en las tabernas del centro, comer con unas increíbles vistas al mar cerca del puerto e incluso disfrutar de un restaurante con Sol de la Guía Repsol, Casa Jaime, donde han convertido su arroz Calabuch en un auténtico mito dentro de la gastronomía peñiscolana. Las heladerías de la zona son también una alternativa perfecta para tomar un delicioso y fresco postre después de la comida. 
Con todo esto que hacer uno ya puede ir planeando bien su visita a Peñíscola, por si no le va a dar tiempo de disfrutar de todas las atracciones y eventos. El Auditorio Municipal suele acoger conciertos y festivales culturales de forma habitual, y las fiestas populares llenan de luz y colorido la localidad cada pocos meses. Lo que está claro es que la visita a Peñíscola siempre va a ser un acierto, vengamos en pareja, en familia o con amigos.